Encarcelado en mi.


Lleida, 22 de enero de 1.997
En esta vida se dice que un hombre para ser tal, tres requisitos debe cumplir: tener un hijo, escribir un libro y subir en globo. 
Bueno hay quien cambia lo de subir en globo por el plantar un árbol, pero en cualquier caso lo de escribir un libro y lo de tener un hijo no cambia. Yo, lo de tener un hijo, hasta el día de hoy no ha sido posible. Lo de subir en globo tampoco lo ha sido... y un árbol tampoco lo he plantado. Solo me queda escribir un libro, que por cierto, tampoco lo he hecho nunca, aunque si lo he intentado en varias ocasiones, bueno, en honor a la verdad debo decir que no ha sido la única cosa que he intentado, pero lo del libro, ya hace muchos años que me trae de cabeza, cuantas veces he puesto la fecha y lo he empezado y cuantas… lo he abandonado. Pero hoy va a ser diferente. Si, de verdad, hoy va a ser diferente porque por lo menos, hoy voy a saber donde lo dejo escrito, que ese era muchas veces el problema, perdía los apuntes y por pereza no seguía, pero con los nuevos avances, las nuevas tecnologías, que cada día mas llegan a nuestras vidas, eso ya no es tal problema. Me refiero al ORDENADOR. Este trasto puede guardarlo todo.
Bien, el primer inconveniente que se nos presenta cuando queremos escribir un libro es como lo empezamos.(Yo mas bien parezco en estos momentos un profesor y la verdad es que nunca he tenido madera para esa digna, dignisima profesión, mas que nada por que no tengo paciencia ni vocación). Aunque pensándolo bien, el primer inconveniente es el saber de que va a ir el libro y como no lo sabemos, pues ya se verá. A lo mejor es una novela de acción o a lo peor son mis memorias. (Por la cual cosa os pido perdón de antemano, mas que nada por el aburrimiento y por el tostón que ello puede suponer)


Volvamos a empezar el libro.
Hemos dicho que el primer inconveniente que se nos presentaba era precisamente el empezar, pero… y el titulo?
Claro a parte de saber de que tiene que ir este libro, tenemos que saber cual será el titulo. Cuando llega este problema me quedo pensativo y pensando pensando, pues no se me ocurre nada. Me pasa lo mismo que con el primer inconveniente. Lo solventaremos de la misma manera, el titulo ya se vera. De todas formas, se puede escribir un libro sin saber cual es el titulo, lo duro, lo verdaderamente duro es escribirlo.
Han pasado aproximadamente unos treinta y cinco minutos desde que empecé con “estas letras”. Después de ese tiempo, además de atender el teléfono en un par de ocasiones, que oye la verdad es que eso te distrae, también he corregido algunas de las palabras que he “plasmado” en esta pantalla (para ti que lo estas leyendo, diremos que las hemos “plasmado” en el papel) decía que había corregido algunas palabras, mas que nada son los acentos y esas cosas, pues bien después de dicho tiempo he mirado y resulta que todavía no llevo escrito ni una sola pagina.
Ese es otro de los temas que ha hecho que haya desistido en varias de las ocasiones en las que empecé a escribir. Resulta que después de mucho rato de estar “dale que te pego”, de haber tenido que pensar un montón, pues no tienes ni una sola pagina.
Eso hace que uno se sienta mal.
Esta bien, volveré a empezar.
Me sonrío cuando escribo “ volveré a empezar “( Me sonrío porque volvemos al “primer” problema ¿como empezar?)
Creo que la mejor manera de empezar, será mirar que es lo que hacen los escritores consagrados en esta faceta. Además, como dicen los Japoneses, “no hace falta inventar nada, solo copiar”
Pues bien, iré a mi biblioteca y cogeré varios libros y leeré como empiezan.
Veamos, he cogido nueve libros al azar, este primero trata sobre posibles visitas de extraterrestres a nuestro planeta y empieza así:
Uno, a veces, no sabe como acertar”
Por lo que puedo deducir, también tiene problemas cuando empieza a escribir, mira... eso me consuela, pues parece que yo no soy el único. Creo que eso debe hacernos reflexionar. Lo cierto es que todos somos iguales. Fíjate, me estoy animando. Esta vez seguro que si lo acabo.
Es posible que este ultimo comentario, para los expertos en psicología, denote un cierto complejo de inferioridad y la verdad, es que yo creo que si lo sufro, pero no tanto como años atrás. O a lo mejor, es un sentimiento de inseguridad. Inseguridad ante el error, ante la equivocación, ante el no hacer las cosas perfectas. Si, es posible que yo sea demasiado exigente conmigo mismo y la perfección sea la meta en todos mis actos. Claro que equivocarse tiene su gracia y sus buenos momentos, aunque sea a costa de pasar un poco de vergüenza, pero con el paso del tiempo, en el recuerdo siempre queda aquella anécdota que al rememorarla hace surgir la sonrisa.
Corría el año setenta y siete, domingo, seguro que era verano, en el reloj marcarían las cuatro y media aproximadamente, me encontraba sentado en la terraza de un bar de moda por aquel entonces. Esperaba a mis amigos para ir a dar una vuelta. Salió el camarero “Que desea tomar” me pregunto, dirigí mi vista hacia arriba, le mire a la cara y “Un güisqui” le conteste, a lo que el me replico “Medio o entero” ¡ay la leche!, me preguntaba si el güisqui tenia que ser medio o entero. ¡Pero si yo pensaba que todos los güisquises eran iguales! solo tenía décimas de segundo para contestar.


 Si pedía medio, posiblemente fuera muy poco y a lo peor eso solo lo pedían los que no sabían de que iba el tema. Mira... la verdad yo si que no sabia de lo que iba el tema, pero quedar mal no estaba dispuesto a quedar, por lo tanto “ Entero” le contesté. 
Creo que al verme la cara que debí poner al ver aquel vaso lleno de aquel liquido marronoso, con sus correspondientes cubitos de hielo, el camarero ya supo de que pie cojeaba yo y no os cuento la cara que puse cuando encima de un platito de color blanco, se dejaba ver la nota del destrozo que acaba de hacer.

Todo hubiera quedado ahí, si no fuera porque yo me emperré en tomarme el preciado (y caro) liquido. Hoy en día, se le llamaría en los medios mas modernos, coger un PEDAL. Recuerdo el haberme levantado de la silla y parecerme el estar como flotando, fue una sensación nueva. Debo decir, que yo por aquel entonces solo tomaba coca-colas y cacaolats.
Eso si, a mi ese camarero no me dejaba en mal lugar, yo “Entero” …










VOLVAMOS A EMPEZAR EL LIBRO II
Hace dos días que no escribo ni una sola línea. Espero que esto no signifique el que de nuevo este libro se quede sin terminar. Prefiero pensar que es cosa de la inspiración, ósea, que al igual que los grandes genios y los grandes artistas, he estado falto de esa inspiración digamos... divina en mi caso, para poder proseguir con esta dura, durisima tarea, que es la de escribir mi libro.
Volviendo al tema que nos ocupaba, el cómo empezar un libro, voy a coger otro de estos libros que tengo aquí a ver como lo hacen esta vez.
Mi reloj señalaba las tres de la tarde”
Da la impresión, que va directo al grano. Esta vez se trata de una novela de ciencia-ficción y el autor ahora si que esta seguro de lo que nos va a contar. Denota, seguridad, posiblemente haya pensado durante mucho tiempo como tenia que empezar, la cual cosa yo no he hecho, o también es posible que este mucho más ducho que yo en estos temas, al fin y al cabo el es un profesional en el arte de escribir, reconocido en el mundo de la literatura y yo …
Quiero achacar este “pequeño” problema (el de como empezar un libro) a mi falta de experiencia en estos menesteres, porque aunque antes os he dicho que podía sufrir un tanto de sentimiento de inseguridad, la verdad es que los años han pasado y esta vida me ha enseñado mucho, aunque en muchas ocasiones haya sido a base de “tortazos”.
Que duda cabe que este ultimo comentario, seguro que a muchos de vosotros os sonara familiar, o bien por que lo habéis padecido, o porque alguien muy próximo a vosotros os lo ha comentado. Y si mi padre estuviera leyendo este libro me diría aquello de que:
Hijo tu lo has tenido muy fácil, a nosotros si que nos toco vivir una vida muy dura, pasamos mucho hambre y calamidades, tu no sabes lo que es sufrir... cuando yo era pequeño, tendría unos siete u ocho años, salíamos al campo a robar trigo, a robar para poder comer, porque teníamos hambre, mucho hambre. Recuerdo una vez, que fui a coger higos de una higuera que había en un cortijo próximo a donde yo vivía y al llegar cual fue mi sorpresa al ver que, de la parte inferior de la higuera, había atado un perro. El perro, al verme no hacia mas que ladrar y las intenciones del chucho, parecían contraponerse a las mías. Estaba atado con una cuerda bastante larga. El cortijo, aunque un poco retirado de donde se encontraba mi comida, (los higos) estaba lo suficientemente cerca como para que pudieran oír los malditos aullidos del dichoso can, pero después de cerciorarme bien, pude comprobar que nadie le hacia caso, la cual cosa hacia que uno de los problemas, estuviera resuelto, momentáneamente resuelto, puesto que en cualquier instante la alarma que hacia sonar el animal, podría alertar al propietario del festín que me esperaba encima del dichoso perro. Perro, que por otra parte, no hacia mas que cumplir con su cometido.
Teniendo controlado uno de los principales problemas, quedaba todavía otro y bastante grande por cierto. El animal, tal como te había dicho, estaba atado a una cuerda de unos ocho o nueve metros, lo que impedía el poderse acercar al citado árbol. Es entonces cuando hay que recordar aquello que dice el refrán, “El hambre, agudiza el ingenio”.
Me miraba con malas intenciones, yo estaba de pie a unos dos metros aproximadamente. No sé si sudaba del calor, debido al sol de medio día, de los nervios que tenia al ver el peligro que corría, de la sensación de impotencia al observar el panorama, o quizás... del hambre.
Si yo me desplazaba hacia la izquierda, el chucho se desplazaba hacia la izquierda. Si me desplazaba hacia la derecha, el chucho iba a la derecha.
Necesitaba una solución rápida, en cualquier momento alguien me podía descubrir. También podía darme la vuelta y buscar otra cosa que comer. Pero... ¡que demonios! Llegar allí no había resultado fácil y mi trabajo me había costado el encontrar la higuera. Además, la boca se me hacia agua con solo pensar en aquellos higos, higos rojizos, sabrosos. ¡Vaya!, si ahora son buenos, imagínate en aquella situación.

Lleida, 10 de abril de 2.011

Y como no podía ser de otra manera... aquel libro se quedo allí, en aquel ordenador y después paso a un disquet y hace unos días lo recuperé y... a otro ordenador.
Que hago ahora? lo continuo después de más de catorce años o como todos los intentos anteriores, este también queda en agua de borrajas?
Lo decidiré en los próximos días.

2 comentarios:

  1. yo creo que nunca es tarde ni lo has intentado sufientes veces si ahora de nuevo esta en tus manos.....

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  2. Ester tienes toda la razon. Pero como decia un poema: "hay cosas del corazon que la razon no entiende"
    Muchas gracias.

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